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domingo, 1 de noviembre de 2015

Sin Banega diez puntos menos.

Es fácil justificar la situación del Sevilla FC amparándose en la baja de Banega. El jugador argentino se ha convertido en indispensable para el equipo. Sin su presencia, las ideas desaparecen, el encefalograma del juego permanece plano, puesto que a día de hoy, es el único cerebro capaz de pensar en la plantilla. La pelota no circula de forma rápida, cuesta mucho trabajo sacar el balón jugado desde la defensa, no se toma la decisión correcta y eso se traduce en la perdida de superioridad por las bandas, algo que resulta fundamental en el esquema de Unai Émery, sin el juego por las alas el bloque se convierte en vulgar.
 
La temporada pasada en la jornada diez, el plantel sevillista, sumaba veintidós puntos, por lo tanto, en comparación con este año existe un déficit de una decena de punto. Si analizamos las alineaciones nos damos cuenta que la diferencia entre ambas temporadas no es la participación o aportación de Éver Banega, ya que, en el mismo tramo de campaña, tan solo, disputó dos partidos de titular, partiendo desde el banquillo en siete encuentros, siendo incluso en la mayor parte de ellos la última opción de cambio. El futbolista venido de tierras valencianas no comenzó a ser importante hasta la segunda vuelta cuando cogió el timón del Sevilla FC.
 
Si eliminamos esta idea como fundamento principal para justificar la desigualdad clasificatoria entre ambos campeonatos, nos encontramos en la necesidad de hablar del motivo principal que argumenta la posición actual. La única razón que explica esta situación es la poca aportación de gran parte de la plantilla. Hay un grupo grande de profesionales que no están cumpliendo con las expectativas creadas durante el verano. Antes del comienzo del torneo, gran parte de los aficionados, pensaban que el plantel configurado por la secretaría técnica poseía mayor potencial que el del curso anterior, pero en estos momentos este es el principal hándicap encontrado por el técnico.
 
Ayer era un día importante, jugábamos con un rival que ha comenzado con buen pié. Nos enfrentábamos en el instante justo a un contrario que nos iba a medir hasta donde llegaba el grado de mejoría de las últimas jornadas, además de jugar de nuevo sin nuestro líder en el campo. Se daba la circunstancia que en el terreno de juego aparecían bastantes indicadores a tener en cuenta para saber a que puede optar la plantilla este curso. El seguidor precisaba de una victoria para seguir confiando en las ilusiones creadas durante la época estival, cuando sobre el papel todos son muy buenos. Sin embargo, el castillo de naipes se derrumbó, la derrota ha sido la más amarga de la temporada, teniendo en cuenta la mejoría presentada con el Getafe.
 
En definitiva, estamos como hace trescientos sesenta y cinco días sin Éver Banega pero con diez puntos menos. Espero que de aquí a diciembre deportivamente estemos mejor porque una asamblea con malos resultados sería una mala noticia para algunos y buena para otros, cosa que no quiero.  

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