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viernes, 8 de agosto de 2014

Sentido común y respeto.

En este espacio intento cada semana publicar tres entradas una dedicada a mi profesión la educación, otra a mi afición el futbol y la última a mi pasión La Palma del Condado.
 
El tema que voy a tratar hoy no me cautiva pero es parte fundamental en la sociedad que nos ha tocado vivir y por tanto creo necesario esbozar en estas líneas con un lenguaje sencillo mi forma de pensar. Lo primero decir que el único partido que me seduce es el de futbol y que como todos sabéis los únicos colores que me tiran son el rojo y el blanco de mi Sevilla FC.
 
Retomando el tema y centrándome en el mundo de la política, observo que en este ámbito se está perdiendo a paso agigantado el sentido común. No comprendo cómo políticos de un partido u otro se echa en cara palabras y hechos que ocurren en su propia casa. No entiendo que cargos públicos duden o critiquen a los órganos de gobiernos desde la oposición cuando los del mismo partido realizan las mismas acciones en otros lugares donde gobiernan. Pienso que para hablar de la suciedad del vecino antes debemos limpiar nuestra propia casa, porque muchas veces los descalificativos que se usan pueden servir para el compañero de partido que gobierna en otro lugar independientemente del color.
 
En la actualidad, tengo la sensación que solo se intenta gobernar desde el fallo, desde la crítica. Es decir, el político no intenta acceder al poder proponiendo propuestas o teniendo iniciativas que hagan progresar al país, comunidad o municipio. No comparto que un voto se gane solo contado lo mal que lo hace el que está en la poltrona del poder, la confianza se gana desde la capacidad de trabajo, desde la exposición de ideas nuevas o la capacidad de liderar proyectos que mejoren la situación del ciudadano.
 
Pido también sentido común ahora que se acercan las elecciones municipales, no conviertan las listas en una representación de las asociaciones o hermandades del pueblo. Necesitamos gente preparada que gobiernen el pueblo. Tiren de los afiliados del partido capacitados con la suficiente jerarquía para dirigir los designios del pueblo y no busquen personalidades que den votos fáciles, que el único fin no es ganar los sufragios sino tutelar un municipio durante cuatro años.
 
La última palabra del título del post es respeto. Respeto por una "profesión" que estáis desprestigiando. Los políticos con vuestras actuaciones os habéis ganado la desconfianza del votante, si algo tengo claro, desde hace mucho tiempo, es que cada individuo es el responsable de dignificar su trabajo y es también el único que lo puede echar por tierra. No se puede consentir que cada día aparezcan nuevos caso de corrupción o la noticia de la imputación de un cargo público. Yo de niño me crie con el lema de Robin de los bosques que quitaba a los ricos para dar a los pobres pero hoy mis hijas están creciendo con una expresión totalmente distinta.
 
Por último pido respeto al vecino. Para ello cuento una situación que viví hace algunos días. Nadie en el municipio se encuentra ajeno a la polémica de la subida de la factura agua. En el pueblo cada grupo ha utilizado sus medios para sacar su propio beneficio pensando en obtener o no perder votos. Uno justifica la medida y otro la critica. Los primeros defienden a Giahsa y los segundos a Aqualia. Mientras se produce la trifulca entre los dos partidos de la localidad, sintonizo la televisión del pueblo colindante de Villalba y compruebo como la oposición habla de la subida de un 37 % en la factura del agua. El poder defiende a Aqualia y la oposición a Giahsa.  Conclusión: dejen de mirar por el partido y preocuparos de defender los intereses del vecino. No se debe crear incertidumbre y crispación entre los vecinos y eso solo se consigue si respetamos los intereses del ciudadano.
 
Por lo tanto en vuestro tejado esta la pelotita que es lo que realmente me gusta el futbol aunque ello no quita que me preocupe por el devenir de mi pueblo, solicitando los dos términos fundamentales para seguir progresando y no quedarnos estancado: sentido común y respeto.  
 

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