Vistas de página en total

jueves, 11 de septiembre de 2014

Orenga vs Emery.

Al finalizar el partido de la selección española de baloncesto se podía escuchar en las tertulias radiofónicas y leer en la prensa escrita, que la derrota del equipo nacional se había producido por la mala gestión del entrenador. Esta corriente de opinión adquiría más fuerza cuando un jugador fundamental, como es Juan Carlos Navarro, realizaba unas declaraciones donde ponía en duda la preparación del partido por parte del cuerpo técnico. En mi opinión, me dio la sensación de falta de ideas, cada jugador hacía la guerra por su cuenta en ataque, faltando la base principal que sustenta los éxitos, en el deporte actual, el trabajo en equipo. Este es el fin prioritario o la meta a conseguir por cualquier equipo de trabajo que se dedique a la preparación de un grupo. 

La situación vivida en el Palacio de los Deportes de Madrid no es nueva. Los amantes de los deportes de equipos tenemos claro, que un buen entrenador puede hacer mejor a un conjunto y un mal entrenador es capaz de devaluarlo hasta límites insospechados. La ÑBA es un ejemplo de esta última parte de la afirmación, donde el instructor no ha sabido obtener el máximo rendimiento, creyendo que los partidos se ganan por el nombre y la capacidad individual de cada componente. Por lo tanto, en mi dictamen, el causante de esta debacle tiene un nombre Juan Antonio Orenga.

Esta reflexión tiene un primer capítulo con un planteamiento contrario. El técnico con su dedicación y esfuerzo puede construir un equipo campeón, partiendo desde una situación nada favorable, como puede ser, un conjunto en construcción, encontrándose con un número alto de incorporaciones a la plantilla. En este caso de triunfo, suele ocurrir que la mayor parte de los elogios recaen en los jugadores, pasando el técnico a un segundo plano, aunque sea el principal artífice del logro. Si extrapolamos lo expuesto anteriormente al Sevilla FC, el culpable del título puede tener un nombre Unay Emery.

El encuentro celebrado anoche me hizo reflexionar y pensar en mi comportamiento con respecto al preparador del Sevilla FC. Reconozco que pedí la dimisión del entrenador después del partido frente al Real Club Celta de Vigo, sin tener en cuenta, las circunstancia que influían sobre la labor de engranaje que realizaba el cuerpo técnico. El tiempo ha acabado dando la razón al entrenador en su trabajo, consiguiendo mejorar en muchos aspectos del juego. El equipo ha crecido en el plano defensivo, en estrategia, e incluso, en la faceta atacante. Hay varias cifras que abalan este comentario. El Sevilla FC,  desde la jornada 24 de la pasada temporada, no recibe más de un gol por partido, excepto en el encuentro disputado en Bilbao. Fuimos el cuarto equipo más goleador de la categoría y gran parte de los tantos fueron marcados en jugadas ensayadas. Con esto no pretendo tapar ni ignorar la poca vistosidad del juego en alguno momentos.

Sin embargo, hay un dato que me llama la atención, que no debe pasar por alto ningún aficionado, desde el mes de febrero somos el equipo con mejor puntuación de todos los participantes, jugándose, desde entonces, 16 partidos de liga una cantidad nada despreciable para tener en cuenta esta referencia. El Sevilla FC, desde la jornada 24, ha conquistado un punto más que el AT. de Madrid, dos más que el FC. Barcelona y cinco más que el R. Madrid.  Por lo tanto, es justo reconocer los méritos del técnico que nos ha devuelto a las posiciones altas de la tabla clasificatoria y a recobrar el prestigio de tiempos no muy lejanos.
 
En conclusión, Orenga representa el fracaso, mientras Emery, siguiendo el mismo el planteamiento del principio, personifica la imagen del éxito. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario