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martes, 12 de mayo de 2015

Aprovechar la mayoría de edad.

El sevillismo vive horas de tensa calma, ningún aficionado quiere echar las campanas al vuelo o cantar victoria antes de cazar la pieza. En el barrio de Nervión, se espera que llegue el jueves para certificar el pase a la final, superar tres goles de diferencia parece difícil, El sevillista lo sabe, analiza los puntos fuertes y débiles de los dos equipos y casi al 100% la balanza se inclina, siempre, hacia el lado del conjunto de la ciudad que lleva por nombre Sevilla.  Sin embargo, necesita que el árbitro pite la conclusión del choque para comenzar con los preparativos de una nueva final y soñar con reencontrarse a la eterna prometida.

Existen muchas razones por las cuales podemos considerar al Sevilla FC como favorito en estos momentos. El equipo ha ido creciendo conforme avanzaban las competiciones, ciertos jugadores han mejorado su rendimiento y en los momentos claves han aparecido los peloteros llamados a tener un papel relevante por su trayectoria y experiencia, Sin embargo, en mi opinión, el principal fundamento que se puede esgrimir para creer en la plantilla es la experiencia y madurez alcanzada por la entidad en todos sus estratos. Lo importante en estos casos es saber jugar estos encuentros y para ello es fundamental haber convivido anteriormente con esta experiencia.

Buscando en el baúl de los recuerdos siempre encuentro una eliminatoria que me marcó, fue en la UEFA de la temporada 2004-2005, el último año de Caparros, el sorteo nos emparejo  con un Parma. AC en horas bajas, su temporada no era buena comparada con aquel emergente equipo del técnico utrerano que andaba coqueteando con los cuatro primeros puestos de la tabla clasificatoria. El primer partido tuvo lugar en el Ramón Sánchez Pizjuán, el equipo italiano expuso sus basas y no se jugó a nada, siendo el resultado final de empate a cero. En la vuelta, un único gol desequilibró el pleito. a favor de los transalpinos que no fue superior al Sevilla FC. La lección aprendida aquella noche de mediados de marzo del año 2005 aún perdura en mi memoria. En estas situaciones por encima de la calidad está el conocimiento que te da la práctica de haber participado en batallas iguales y salir victoriosos. El saber manejar los tiempos como se dice ahora es la clave y en eso el cuerpo técnico y plantilla han crecido bastante.

Además, siempre las finales han venido precedida de una derrota en alguna eliminatoria anterior, que ha hecho curtirse e instruirse a nuestros entrenadores en el desarrollo de los campeonatos. Es fácil acordarse de Cádiz y Juande Ramos, Bilbao y Manolo Jiménez y, por último, Santander y Unai Émery.  Este año llegó frente al Español. Por lo tanto, yo confío más en la experiencia y mayoría de edad alcanzada en estos contextos que en la gran calidad de la plantilla que ayudará también  a conseguir el objetivo de llegar a Varsovia..







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