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domingo, 5 de marzo de 2017

"No escucho. Sigo".

Esta expresión tan sencilla resume la filosofía de un entrenador defensor del amateurismo en un campo tan profesional como es el fútbol actual, donde los únicos aficionados, desde mi punto de vista, somos aquellos que partido a partido llenamos las gradas del Sánchez Pizjuán y soñamos con conseguir la ansiada victoria para permanecer en la punta de la tabla. Para el jornalero de este deporte, convertido en un circo mediático, es complicado aislarse y no oír las reseñas que llegan desde todos los lugares a este barrio de Nervión en forma de alabanzas y elogios. Esta reflexión y  la forma de entender este deporte por parte de Sampaoli me llena de satisfacción, para un amateur, lo esencial es lo que sucede dentro del terreno de juego, en su entorno no hay nada que lo distraiga porque para estos jugadores fuera del campo es un mundo vacío, la semana pasa inadvertida solo existe el día del partido.

Vivir el momento, disfrutar y soñar está permitido pero no podemos caer en el error de cambiar la línea trazada, es la ocasión perfecta de consolidar la base de nuestro éxito. Detrás de cada gesto, de cada salto en el banquillo se esconde un hombre tímido, humilde y sencillo que prefiere un chándal antes que un traje. Un técnico de cabeza agachada que no levanta la mirada delante de los periodistas en la sala de prensa pero se transforma en el césped, modifica su personalidad se convierte en una persona segura que mira a la cara a sus jugadores y es capaz de llegar al futbolista difundiendo un mensaje de luchar hasta el final, lo hace creer en sus posibilidades y le transmite que la derrota pertenece a los que se rinden nunca a los que confían en sus capacidades hasta el último minuto.

Por lo tanto, yo espero que continúe con su mensaje y no caiga en el error de  olvidar y silenciar su predicación, esa que ha convertido a tantos escépticos a su religión. A esta altura de la temporada no le está permitido romper con su amateurismo para escuchar los cantos de sirenas que vienen desde tierras catalanas, Ahora debe poner en ejercicio el postulado principal de su teoría futbolística, es la oportunidad de llevar a la práctica su evangelio y "no escuchar y seguir". No puede dar pié a los periodistas para que continúen preguntando por su futuro como entrenador del FC. Barcelona. El sevillismo no merece que arrincone sus principios, necesita escuchar de su voz que únicamente atiende a lo deportivo  y todo lo demás le sobra.



 

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