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domingo, 12 de octubre de 2014

El virus incurable.

Me inquieta y me alarma, como cualquier ciudadano español, la preocupación que existe en la sociedad española con la transmisión del virus del Ébola. Me intranquiliza por el riesgo físico, principalmente, la  difícil tarea que desempeña el personal sanitario. Es complicado desarrollar un trabajo cuando se piensa que las condiciones no son las adecuadas y la formación recibida no es la correcta. Me decía un amigo enfermero que lo más cruel de toda esta situación es ir a trabajar con el miedo o temor de poder contagiarse, no por ellos, sino por sus familiares.
 
Me irrita la forma de tratar los diferentes hechos asociados a esta crisis que vive el país. No entiendo, ni comparto comentarios relacionados con la repatriación del primer religioso afectado. Es duro escuchar como desde algunos sectores del pueblo se criticaba la llegada a España del sacerdote por el alto coste económico y se negaba la ayuda sanitaria por el miedo a la propagación de la enfermedad. Un mes después, estos mismos personajes, ponen el grito en el cielo cuando se sacrifica el perro de la enfermera que ha adquirido la enfermedad. He llegado a plantearme si la sociedad avanza o nos estamos estancando con pensamientos de este tipo.
 
Sin embargo, tengo la certeza que el virus del Ébola será vencido porque creo en la capacidad de los profesionales que trabajan en la erradicación de este mal. Confío en el buen hacer de los trabajadores de los hospitales, desde el médico hasta el último responsable, en la lucha por la salud y defensa de los ciudadanos de nuestra nación. Sirvan estas líneas para mostrar mi apoyo a este gremio que vive momentos delicados.
 
Igualmente, reconozco la nula confianza en la erradicación del mal más importante que asola nuestro entorno. No creo que el proceder de los ciudadanos se modifique porque los encargados de gestionar este conflicto no ponen los medios necesarios para obtener una solución. No doy crédito a la manera de encarar la situación por parte de los políticos. Mientras unos se empeñan en buscar justificaciones, lo otros, solo intentan encontrar culpables, cuando lo importante es hallar remedios que ayuden a cortar de raíz esta infección. No es conveniente, en esto momentos, crear la alarma social que se está apoderando del país, no se puede pensar más en el beneficio político que en el bienestar del ciudadano. España con esta clase política no avanza sino retrocede a pasos agigantados.
 
Por lo tanto, el virus que más me preocupa es el que se ha apoderado de la sociedad española que afecta a la cordura y sentido común de los ciudadanos, porque no observo personas preparadas para resolverlo.
 
 
 
 
    

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